SEMANA DEL 2 AL 5 DE NOVIEMBRE

El primer día de colegio para mí fue un sentimiento de ilusión, puesto que cada vez sentía que mi futuro profesional se iba acercando más. Los nervios invadían mui cuerpo y los de mis compañeros que compartíamos el mismo centro. Al principio nos enseñaron sus instalaciones y su funcionamineto. Una vez esto, llegó el momento de llegar a las aulas. Cada uno de nosotros tuvimos la gran oportunidad de elegir el curso en el que queráimos estar. Yo, personalmente elegí primero puesto que tenía las ideas claras, en el caso de que me dieran a elegir. Cuando me presentó la directora, a mi tutora y a los niños sentí muchos nervios e incertidumbre de lo que podía pasar. Noemí, mi tutora, me acogió con cariño y me presentó a toda la clase. Yo, también me presenté a ellos y les conté lo que iba a hacer en ese aula durante ese tiempo. Los niños se pusieron muy contentos y con caras de asombro, al ver que alguien iba a estar con ellos ayudándoles. Una vez todo este proceso, Noemí, fue explicándome el funcionamiento del aula, las necesidades de cada alumno y la organización que llevaba. Hubo un detalle que me gustó mucho y que me hizo estar cómoda fue una frase de ella diciéndome ‘Siéntate, estás en tu casa’. Cada día que pasaba iba al colegio con más ganas, puesto que me trataban como un más. Todos los días rezábamos al llegar, puesto que era un colegio de carácter religioso y después de ello, comenzábamos con la clase. Mi tutora, me dió toda su confianza para yo poder preguntar cualquier duda. En esos primeros días, al verme con fluidez, me comentó si quería corregir los ejercicios; yo sin ninguna duda contesté un sí. Ya que ella me observaba con ganas, me propuso dar mi primera clase la semana siguiente. Me comentó que si no me veía preparada que no me preocupase pero yo le puse empeño y lo hice.

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